miércoles, 9 de noviembre de 2011

La reforma del Consejo de Seguridad: Argentina y Brasil

Llevamos casi 70 años de ONU en la política internacional, y aproximadamente unos 20 en los cuales las necesidades de cambio en el seno del organismo vienen tomando fuerza. Brasil tiene fuertes intereses puestos aquí y la Argentina tiene una posición diferente.

A través de las décadas la principal organización gubernamental internacional del mundo ha vivido fuertes cambios en el contexto global, ha visto el surgimiento y la desaparición de Estados, ha soportado conflictos, guerras, genocidios, invasiones y todo tipo de atentados a la vida humana.

El mundo en 1945 es radicalmente diferente al del 2011, por e


En 1945 teníamos 51 miembros, hoy son 193. En 1945 nos encontrábamos en la génesis de un mundo bipolar, hoy estamos ante un incipiente contexto multipolar. En 1945 la “política de la bomba” era moneda corriente, hoy se prioriza el dialogo.so es indiscutible e innegable la necesidad de reformar varios aspectos del funcionamiento y la estructura de las Naciones Unidas. Tal vez el más mediatizado de estos es la cuestión de la reforma del Consejo de Seguridad, el órgano más sensible de toda la organización.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a modo de repaso, está integrado por 15 miembros. De estos, 10 ocupan puestos rotativos en dos camadas cada dos años, siendo representativos de la geografía mundial. Los cinco restantes son los denominados “miembros permanentes”, las Naciones ganadoras de la Segunda Guerra Mundial (EE.UU, Rusia, China, Francia y el Reino Unido). Estos miembros permanentes además de cómo lo dice el nombre siempre estar presentes, cuentan con el

polémico derecho a veto. Esto implica que si uno de estos Estados hace uso del veto, toda resolución en curso de aprobación queda automáticamente rechazada. Cabe mencionar que el CSNU es el único órgano vinculante de la ONU.


En la década de los ’90, el Secretario General Butros Butros-Ghali inicio una serie de reformas estructurales que en cierta forma quedaron inconclusas. Su

sucesor, Kofi Annan, redacto al momento de finalizar su mandato un documento donde planteaba la necesidad de reformas, especialmente en el Consejo de Seguridad.


Ahora bien, el tema de la reforma es postergado continuamente dentro del ámbito internacional debido a las diversas y polarizadas opiniones respecto al tópico.

Los principales ejes de la posible reforma son:

  • · Derecho a veto: Continuidad o no?
  • · Miembros permanentes: Necesarios o no? Cantidad?
  • · Miembros totales: Aumentar? Cuantos?

Por una parte tenemos a los actuales miembros permanentes, que por obvias razones no están demasiado interesados en reformas sustanciales que puedan quitarles poder de decisión (aunque algunos aceptan inclusión de nuevos miembros no permanentes). Luego tenemos a los demás Estados.

Los principales interesados en la reforma son las Naciones que vienen en auge desde las últimas décadas y que a diferencia de 1945, hoy se encuentran en posiciones privilegiadas en el ámbito internacional por una u otra razón: Alemania, Japón, India y Brasil. Pero son muchos más los Estados que reclaman una reforman.

Aquí es donde nos encontramos con la posición argentina y su contraste con las aspiraciones del país amazónico.

El apogeo de la política exterior argentina puede ser situado a mediados del siglo XX, pero pese a que hoy no ocupa un lugar entre las principales Naciones, su historia y su rol como potencia regional le otorgan cierto peso en el asunto.

La Argentina ocupo un lugar entre los 15 en ocho ocasiones (siendo la primera en el periodo 1948-49 y la última en el 2005-06). Durante estas décadas forjo un arreglo con Brasil (la otra potencia regional) por el cual se intercalaban la representación en el foro de seguridad.

Hoy en día este trato amenaza con quebrarse. Brasil es uno de los principales aspirantes a ocupar un puesto en un hipotético Consejo de Seguridad reformado.

Frente a esta movida brasileña y al asunto de la reforma en general la Argentina declara que el principal objetivo debe ser la democratización y el aumento de la representatividad del órgano.

Las diferencias entre la posición argentina y la brasileña son claras.

Argentina busca una reforma en la cual se le otorgue un asiento permanente a la región, que podría ser ocupado intermitentemente por Brasil, por sí mismo y las dos demás países latinoamericanos. Como fundamento de esto se habla de lo establecido en el Grupo de Rio, donde se establece que es la región la que debe ser representada y no un único país (democratización).

Brasil en cambio está unido a los otros aspirantes a asientos permanentes (Alemania, Japón y la India) en un bloque político, el G4. Brasil plantea en este sentido un “derecho legitimo” por su tamaño y población a ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad.

Un punto de coincidencia sería sobre el hecho de que las modificaciones se deberían extender a ámbitos técnicos y procedimentales.

Al fin de cuentas, hubo diversas propuestas de varios países (Italia, Libia, México, e incluso una de los países no alineados etc.). Todas contemplando modificaciones menores o mayores respecto al derecho a veto, los asientos permanentes y la cantidad de miembros.

En los momentos que se escriben estas líneas, se sigue dilatando la discusión y parece difícil que se consigan los 2/3 de los votos necesarios de la Asamblea General para formalizar alguno de los diversos proyectos circulando teniendo en cuenta los fuertes intereses políticos que están sobre la mesa.

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