Nos
encontramos en una etapa de crecimiento de actividades ligadas al tráfico de
drogas ilegales y bienes de contrabando. Ejemplo de esto son los cada vez más
frecuentes descubrimientos en allanamientos en todo el territorio nacional, así
como la confiscación de cargamentos ilegales, con origen en la Argentina, en
otras partes del mundo. Según la Organización Mundial de Aduanas (WCO), en un
informe publicado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
(UNODC)[1],
los principales países distribuidores de América del Sur luego de Colombia,
Bolivia y Perú, son, según tamaño de las incautaciones: Venezuela, Ecuador,
Brasil y Argentina. Pero el mismo informe hace énfasis en el importante
incremento de la mercancía incautada en nuestro país. Las confiscaciones de
cocaína crecieron en la Argentina en forma exponencial desde 1.6 toneladas en
el año 2002, pasando por 12.1 toneladas en el año 2008 para llegar a una cifra
de 12.6 toneladas de cocaína incautadas el año siguiente. Estos cargamentos tenían, en muchos casos, a
Chile como destino, mientras que en al menos 194 casos el punto final era el
continente europeo. Pero la cocaína no es la única droga ilícita que sufrió un
aumento en las incautaciones. La confiscación de pastillas de éxtasis
creció de 11,072 en el 2008 a 136,550 en el año siguiente. El gobierno
argentino también confirmó la incautación de 20kg de metanfetamina y un laboratorio de éxtasis en el 2008. El
mismo reporte de la UNODC también se hace eco de la mediática incautación de
más de 4 toneladas de efedrina en el Gran Buenos Aires en el año 2009.
Históricamente
la Argentina no fue un país productor de drogas ilegales para la exportación
como lo pueden ser Bolivia, Perú o Colombia. El mismo hecho del aumento del
número de incautaciones tampoco quiere decir que la historia se esté
revirtiendo. Por lo contrario, esto puede ser un indicio de un cambio de
función de la Argentina en la estructura logística del narcotráfico.
Por razones
geográficas, Argentina nunca fue un lugar propicio para el desarrollo del
tráfico ilegal de drogas. Su ubicación en el extremo sur del continente y sus grandes distancias hacen poco rentable
el traslado de dichas mercancías tanto intranacional como internacionalmente.
Este último destino es el más lucrativo para los traficantes. Naciones como
México o Colombia sirvieron durante décadas como punto de partida para ingentes
de cargamentos hacia todas partes del mundo. Esto llevo a los países
receptores, principalmente EE.UU y Europa, a aumentar las medidas de seguridad
y control de los embarques provenientes de dichos lugares. A la par de esto,
los mismos gobiernos de los países productores comenzaron a ver afectados sus
intereses comerciales y su imagen como país en el exterior, recibió un impacto
negativo. Como resultado, los diversos gobernantes comenzaron a emplear medidas
cada vez más drásticas para combatir esta actividad ilegal, llegando hasta la
utilización de las FF.AA. en la tarea de búsqueda y destrucción de los centros
de producción e incautación de los cargamentos.
Este
endurecimiento de las políticas frente al narcotráfico en la mayoría de los
países de la región, llevó a que se modifiquen las rutas de este negocio. El
gobierno argentino ha implementado en
los últimos años una serie de programas nacionales y de cooperación
internacional a través del SEDRONAR (Secretaría de Programación para la
Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico). Ejemplos de
estos son el Programa BIDAL[2],
auspiciado por la Organización de Estados Americanos y el Programa Prevenir[3],
en conjunto con el Banco Mundial y el Ministerio de Salud.
Pero el
gobierno descuidó toda una faceta de este problema tan arraigado a las
sociedades latinoamericanas.
Los métodos
para trasladar los cargamentos a través de las fronteras son múltiples y en
este trabajo nos centraremos en la problemática de los vuelos clandestinos, la
vía aérea del contrabando.
Este hecho va
estrictamente ligado con la falta de control territorial que ejerce el gobierno
nacional en muchas zonas fronterizas e incluso en provincias más alejadas de
estas. Las constantes reducciones en el presupuesto de las fuerzas armadas y
las fuerzas de seguridad, a la par de la corrupción en el ámbito judicial, han
creado zonas de poca o nula penetración y presencia estatal, facilitando el
contrabando sin ser detectado.
Esto nos
lleva al eje de esta tesina. Incluso en el caso de ser detectados, las
autoridades nacionales no cuentan con herramientas eficientes para someter a la
ley a los contrabandistas.
Como hemos
dicho, el endurecimiento de las políticas de los países vecinos y el descuido
de factores relevantes por parte del gobierno nacional ha llevado a que se cree
un desequilibrio y hoy en día presenciemos un incremento en el narcotráfico en
la Argentina.
[1] La
UNODC pública anualmente un informe en el cual plasma las estadísticas y los
números vinculados tráfico y consumo de drogas junto a otros crímenes. En este
caso nos estamos refiriendo a la versión 2011 del World Drug Report. http://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/WDR2011/World_Drug_Report_2011_ebook.pdf
[2]
El objetivo del Proyecto BIDAL es la creación o el fortalecimiento de los
sistemas de administración de bienes incautados y decomisados con el fin de
generar ingresos adicionales para financiar programas o proyectos nacionales e
internacionales.http://www.sedronar.gov.ar/images/archivos/proyecto%20bidal.pdf
[3]
El Programa Prevenir es un programa
nacional de prevención integral de uso indebido de drogas, que focaliza su
accionar en los niveles locales de gobierno. Está destinado a los municipios de
todas las regiones de la República
Argentina que, sensibilizados con la problemática, decidan desarrollar
estrategias preventivas. http://www.sedronar.gov.ar/images/archivos/programa%20pevenir%20web.pdf