viernes, 6 de abril de 2012

Las independencias latinoamericanas desde la óptica de las potencias


La principal repercusión que tuvieron las independencias de los diversos Estados americanos fue la económica. Si bien no hay que descartar, sobre todo en las hispánicas, el impacto político, es el comercio el centro de la atención e interés de las potencias europeas.

El principal interesado en el avance de los acontecimientos fue Inglaterra. Durante los últimos años del imperio napoleónico, se le habían otorgado los derechos a comerciar con las colonias hispánicas en vistas de que España no estaba en condición de hacerlo. Al liberarse España, los británicos no querían perder este beneficio económico y por eso comenzaron a hacer fuerza para evitar la restauración monárquica en el continente americano. Estas nuevas naciones significaban una formidable ocasión para expandir los mercados de la industria inglesa que era la fuente de riqueza del imperio.

Algo similar sucedía con lo que sería Brasil, ex colonia portuguesa, donde los intereses ingleses eran palpables al ser esta misma corona la que protegió al soberano portugués e inundo de sus mercancías a la colonia portuguesa. 

Inglaterra no deseaba perder estos mercados, algo que posiblemente sucedería con la restauración monárquica y también si otras potencias europeas avanzasen sobre estas fuentes de ingreso con sus propias manufacturas.

Por otra parte, los países miembros de la Santa Alianza, las conservadoras y monárquicas Prusia y Austria, veían a estos movimientos independentistas americanos como una amenaza a la estabilidad monárquica europea, pero carecían de intereses y capacidades mayores como para tomar posiciones más directas y drásticas.

España, como principal afectado por estas rebeldías, buscaba después de la restauración de Fernando VII, retomar las riendas sobre sus colonias. Algo que intento mediante la fuerza y el envío de ejércitos.

Sin embargo, fue la intransigencia de la corona para implementar propuestas como la instauración de monarquías a cargo de príncipes europeos e ignorar las diferencias que había entre los gobiernos provisionales la que en última instancia complico el éxito del emprendimiento español.

Francia, por otra parte, manejaba las posibilidades de la división del continente en nuevas monarquías, a cargo de príncipes europeos, entre los cuales había candidatos nacionales. Pero por diferentes razones, Inglaterra y España se opusieron.

Rusia jugaba más bien en el plano europeo y proponía una mediación para lograr atraer a España a su esfera de influencia y lograr herramientas para presionar al gobierno inglés.
Como dijimos al inicio, Hispanoamérica pesó mucho más en las relaciones internacionales que Brasil, que se sintió solamente en los círculos ingleses como una oportunidad de expansión de mercados (o mantener lo que ya tenía desde época de la colonia).



Si el interés de Europa en la cuestión de la independencia americana era primordialmente económico, para los Estados Unidos la cuestión era igual además de agregarle que se jugaba el futuro de su zona de influencia, su hemisferio.

La nueva nación del norte veía en estas posibles nuevas repúblicas una forma de ganar mercados sobretodo en detrimento del imperio español. Con la independencia provisional se abrieron nuevas posibilidades de comercio, pero el gobierno estadounidense fue cauto respecto a las relaciones diplomáticas con estos y sus posibles repercusiones en el ámbito europeo, sobre todo con Inglaterra, la potencia del momento.

Además de todo, EE.UU tenían intereses territoriales en diversas zonas de América del norte, incluyendo al Florida y regiones cercanas a México. Con la continuidad de la guerra de independencia, a la corona española se le hacía virtualmente imposible controlar estas zonas, lo que ayudaba al avance norteamericano. Pese a todo, EE.UU aún quería mantener en los primeros años una relación armoniosa con España, debido a que deseaban prontamente poder adquirir la Florida por medio de una compra-venta.

Por eso, debido a  acusaciones españolas de que por iniciativas privadas los rebeldes eran abastecidos con armamento norteamericano, en 1817 el gobierno estadounidense declaro la neutralidad. Tomaron una actitud paciente.

Pero con la revolución española de 1820 había llegado hora de tomar cartas directas en el asunto, y evitar que el continente cayera en forma definitiva en la esfera comercial británica.

De todas formas, tanto Inglaterra como EE.UU tenían un importante interés en común. Este era mantener afuera del hemisferio a las demás potencias europeas. Inglaterra por razones de mercado principalmente, y Estados Unidos por el hecho de evitar confrontaciones políticas en lo que consideraba era su zona de influencia.

Por eso, luego de una serie de negociaciones entre el Primer Ministro ingles, Canning y funcionarios norteamericanos, en 1823 se declaró (finalmente en forma unilateral estadounidense) lo que sería conocido como la Doctrina Monroe, que propugnaba el lema “América para los americanos”. Esta buscaba dejar afuera todo interés europeo mas allá del británico, y era puesto en práctica justamente por la armada de dicha nación, ya que los EE.UU no podrían hacerlo por si mismos.

De esta forma, ambas naciones se aseguraban sus intereses en el hemisferio y se dejaba a la principal amenaza (Francia) afuera del juego. Sobretodo Centroamérica quedaría a merced de la futura potencia del norte. Latinoamérica quedaría definitivamente fraccionada por la diversidad de ideologías, culturas e intereses.