viernes, 28 de septiembre de 2012

La política internacional sin Chávez

Las primeras dudas surgieron en plena campaña electoral, pero con la delicada salud del líder venezolano se abren mas incógnitas sobre el futuro político de Venezuela  Y por la misma trascendencia que logró el presidente bolivariano, una salida del poder traería consecuencias mas allá de las fronteras de las tierra de Simón Bolívar. ¿Cómo se perfilaría una América latina sin Chávez?

No es mi intención analizar las cuestiones internas, ya que además de no ser el foco de este blog, carezco de suficiente conocimiento como para poder opinar sobre el asunto. Si me voy a enfocar aquí en lo que podría suceder en cuanto a las relaciones entre los países dentro y fuera de la región. 

Está claro que los principales afectados serían sus países aliados en la región, el ALBA. Ecuador, Nicaragua y Bolivia tienen lazos especiales con la Venezuela chavista. Pero el resultado de las elecciones también son seguidos de cerca por países extra regionales como Irán y Rusia, aliados estratégicos y socios comerciales. 

Comencemos por la región. El lazo que une a los países del ALBA es más bien ideológico/político que económico. Antes de la llegada de Chávez las relaciones comerciales entre si eran poco significativas. Luego de años de PSUV en el poder, las mismas se incrementaron, pero distan de ser de relevancia para la estabilidad económica de cada uno. Un cambio de mando en Caracas no implicaría una gran modificación en la matriz de comercio exterior de la región. Recordemos que los principales socios comerciales de Venezuela siguen siendo EE.UU y Colombia entre otros. 

El impacto para los gobiernos de estos tres países sería más bien el de la desaparición de su anclaje político-ideológico.   Es conocido el apoyo que brindo Hugo Chávez a lo largo de los años para que los gobiernos de Ortega, Morales y Correa se afirmen en el poder.
La pequeña economía nicaragüense fue fácilmente influenciable por el dinero derivado de la venta de petróleo de Venezuela. Sin esta ayuda Ortega no se hubiese perpetuado en el poder, y sin esta tiene escasas chances de seguir financiando sus proyectos.
El caso de Bolivia es especial. Desde sus inicios del lado del socialismo del siglo XXI, el líder indigenista es uno de los principales allegados del presidente venezolano. En varias ocasiones el bolivariano ofreció ayuda económica e incluso militar ante la complicada situación interna que sufre el país andino. La cuestión de la secesión de la región de la “media luna” fue en parte desestimada por el rol de Venezuela, pero ante el cambio de rumbo de Caracas se podría reavivar la situación. La futura estabilidad boliviana va a depender en gran parte de los resultados de estas elecciones.
Ecuador por otra parte no debe enfrentar una tensa situación interna como Bolivia, pero está claro que Correa es uno de los alumnos principales de Chávez y la desaparición física o política de este le jugaría en contra a sus aspiraciones a futuro.

En cuanto al resto de la región. El proceso de normalización de las relaciones bilaterales con Colombia es factible de persistir, mientras que se aliviarían las tensiones fronterizas con el Brasil y Guyana.
Lo que es una gran incógnita es el proceso de integración de Venezuela al Mercosur. Luego de tantos años y vaivenes para su incorporación no es muy aconsejable su retracción, por lo que hay que observar que posición elegirá dentro del organismo comercial multilateral.

El vínculo con EE.UU no cambiaría mucho en lo comercial. Las relaciones en torno a la venta de petróleo seguirían normalmente. Pero a nivel político es muy factible un acercamiento entre Washington y Caracas.

Si miramos más allá del atlántico y el pacifico nos encontramos con otros gobiernos que van a estar prestando especial atención a los comicios del 7 de octubre. En los últimos años Moscú fue uno de los principales socios comerciales en cuanto a la venta de armamento de Venezuela. Solo en el 2010 acordaron una transacción de más de 5.000 millones de dólares. La relación comercial va más allá e implica incluso la transferencia de armamento e intercambio de personal. Rusia viene perdiendo socios claves de su negocio armamentístico como Libia, Siria e Irán (bloqueo internacional) y sería un nuevo golpe la perdida de Venezuela como comprador relevante. Ante el hipotético caso de una derrota chavista, quedarían en suspendo algunos de estos contratos.
Por último, Irán. El país islámico viene ensayando recientemente una política de acercamiento a las naciones de Latinoamérica en búsqueda de nuevos aliados y socios. Pero la puerta de entrada al continente fue Venezuela. Chávez y Ahmadineyad son muy cercanos y comparten el discurso antiimperialista y antinorteamericano. Además de socios comerciales son socios políticos. La salida del bolivariano significaría la pérdida de un importante aliado mundial para Irán y un golpe a sus intereses en Latinoamérica.

La posibilidad de una salida del poder del actual presidente generaría  una serie de cambios políticos tanto regionales como globales, externo e internos. En cuanto a lo que refiere la política internacional, los perdedores cederán mucho más de lo que obtendrán los vencedores. A nivel local, la disputa por el lugar de Chavez va a ser dura y la transición podría no estar ausente de violencia. 

viernes, 14 de septiembre de 2012

El rol de las ONGs en las RR.II: Caso Greenpeace



En la segunda década del siglo XX y con el avance de la globalización comenzaron a  surgir nuevos actores a nivel internacional que en varias ocasiones llegan a competir con los Estados en cuanto a poder y riqueza. Estamos hablando de las ONGs, que junto a las empresas multinacionales se consolidaron como partes gravitantes de las relaciones internacionales.

El caso que queremos analizar aquí, se me planteó luego de observar la nueva campaña de publicidad de Greenpeace Argentina de “No transamos con nadie”, dedicada a gobiernos y corporaciones. Vamos a aprovechar este ejemplo para demostrar uno de los tantos roles que estas entidades pueden ejercer en el escenario internacional. 

Como ya sabemos, Greenpeace es una organización no gubernamental ecologista creada a principios de los ’70 en Canadá con el fin de proteger y defender el medio ambiente (uno de los nuevos temas de la agenda internacional). Busca cumplir con estos propósitos mediante campañas mediáticas y acciones concretas. Pero uno de los puntos que más nos interesa es la cuestión de la financiación. La organización cuenta con presencia en más de 41 países y múltiples oficinas ocupadas por una gran cantidad de empleados y un número aún más grande de voluntarios. Sostiene toda esta infraestructura (a la que se le suma una flota entera de barcos) con aportes voluntarios de individuos, rechazando supuestamente las donaciones provenientes de sectores políticos y empresariales. Escribimos supuestamente porque está comprobado que gran cantidad de los millones que maneja la organización anualmente provienen de grandes empresas multinacionales a través de sus fundaciones asociadas, gran ejemplo: la Rockefeller Brothers Fund., vinculado al sector petrolero con la Standard Oil.[1] Siguiendo en el rubro petrolero, en el 2000 Greenpeace sorprendió con la adquisición de acciones de la Shell[2], justificando esta medida como una estrategia para influir en la toma de decisiones de la multinacional.

Así como es el caso de las petroleras, se sospecha que muchas otras empresas y gobiernos “auspicien” las acciones de Greenpeace. Es así como llegamos otra vez a la vinculación con la Argentina.

Nuevamente en el año 2000, el gobierno australiano confirmó que la Argentina, a través de su empresa estatal INVAP (Investigaciones Aplicadas Sociedad del Estado), se impuso en una licitación por la construcción e instalación de un reactor nuclear destinado a la investigación médica.[3] Esto marcó un hito para la industria de alta tecnología argentina al ser la exportación con mayor valor realizada hasta el momento, aproximadamente 180 millones de USD. Hecho que queda magnificado aún más por haber vencido en la licitación a propuestas de empresas importantes como Siemens AG de Alemania y Technicatom de Francia.

El hecho fue duramente criticado por Greenpeace, llegando a alegar que se generaría basurales radioactivos en la República (hecho que no era cierta y que quedaba expuesto en el plan de trabajo aprobado entre Australia y la Argentina) y que se atentaría contra el futuro de la nación. La campaña mediática fue de gran envergadura y se involucró a personalidades locales (Pergolini, Lanata, Darín etc.). Pese a estos intentos por boicotear la exportación, el Senado ratificó el acuerdo.

De haberse incumplido el contrato, se hubiese asestado un duro golpe a la industria de alta tecnología nacional al perder credibilidad a nivel internacional, sumado al hecho de dejar pasar la posibilidad de afirmarse dentro de los países punta en cuestiones de energía nuclear. En un comunicado en el 2002 Greenpeace llegó a afirmar que buscaba “esterilizar” el INVAP.[4]

Es difícil no pensar que así como muchas petroleras son indirectamente patrocinadoras de las campañas de esta ONG, muchas otras multinacionales dedicadas también al rubro energético no lo sean. En este caso, tanto para Technicatom como Siemens, 180 millones de dólares no eran una cifra significante. El problema para ellos se radicaba en la posibilidad del surgimiento y crecimiento de nueva competencia.

Es interesante ver como esta organización ataca casi siempre blancos de esta índole en países que no son líderes en la materia. Poco se habla de las termoeléctricas contaminantes en el Reino Unido, claro, pueden ser potenciales financistas.

Los hechos aquí presentados son fruto de una pequeña investigación y tienen una gran parte de conjetura propia, pero creemos que los datos coinciden para poder afirmar que Greenpeace ocupa una posición estratégica en el escenario mundial, sirviendo como agente publicitarios de los intereses de gobiernos y empresas que tengan el capital para contratarlos.






[4] Cabe mencionar que todo el proyecto se encontró bajo la vigilancia de la OIEA y con el cumplimiento de los máximos estándares de calidad y seguridad.