lunes, 30 de septiembre de 2013

Acuerdo MERCOSUR-UE: Un antes y después y su utilidad para la región hoy en día.



Breve análisis del contexto en el que surgieron estos bloques comerciales y en el cual se encuentran hoy en día. ¿Es conveniente para la región que se llegue a un acuerdo definitivo?

En Latinoamérica se esta viviendo un proceso de aumento de la integración regional y fortalecimiento de estructuras institucionales que vinculan a varios países en procesos de coordinación de políticas económicas y sociales, especialmente en America Latina donde vemos el surgimiento de organismos como la UNASUR o la CELAC. Por otra parte, la Unión Europea se debate en como salir adelante en medio de una crisis económica que afecta a varios de sus miembros y minan las aspiraciones a formar esa otra potencia global. En este marco, ¿Cómo sigue el debate de un Acuerdo Marco de Cooperación Económica entre el MERCOSUR y la misma UE? ¿Aún representa un atractivo para los países de la región la concreción de este arreglo? 

Primero es necesario describir los contextos, el de los ‘90s cuando surgieron efectivamente formalmente ambos bloques y se formuló la primera propuesta de vinculación, y luego la situación actual en la que se encuentran las partes.

La década de 1990 comenzó con el fin de la Guerra Fría y una sensación de optimismo y esperanza (Francis Fukuyama bien lo interpretaría en su obra “El Fin de la Historia”). Este proceso era acompañado por políticas neoliberales que sucedieron a los estados de bienestar en Europa y America. Paralelamente se formalizada la creación de la OMC, en reemplazo de su antecesora, el GATT. Su fin: liberalizar el comercio internacional.
En este contexto se celebra el Acuerdo de Maastrich que daría lugar a la conformación de la Unión Europea tal como la conocemos hoy, y del otro lado del Océano, el Tratado de Asunción sellaría la creación del MERCOSUR. Ambos con grandes objetivos económicos. Surgió así en 1995 la propuesta de vincular ambos grupos y se iniciaron los procesos de negociación. Los avances de los primeros años pronto quedarían atrás y las discusiones se estancarían en torno a un tema clave.

Es la misma razón que paralizó el debate en la Ronda de Doha: la liberalización de los mercados latinoamericanos (en este caso MERCOSUR) para los bienes industriales europeos y la reducción de las barreras no arancelarias y de los subsidios de los estados industrializados (en esta ocasión UE) al sector agricultor. Así como en Doha, en la negociación MERCOSUR-UE fue muy difícil llegar a un acuerdo y sería casi imposible luego de las crisis de cambio de siglo (especialmente la de Argentina 2001) y la posterior llegada al poder de una serie de líderes de centro-izquierda en la región (Argentina y Brasil entre otros). Las negociaciones se trabaron aún más y muchos ya consideraban por finalizado el asunto. Pero durante la primera década del siglo se intentaron reflotar en más de una ocasión las negociaciones.

De todas formas para el año 2010 ya se puede vislumbrar una situación internacional muy diferente a la del año 2000. En el medio tuvimos una crisis financiera internacional de alto impacto, especialmente en Europa, y un cambio de las matrices comerciales de la región, en parte auspiciado por las tendencias políticas de los mencionados lideres latinoamericanos. Para finales del siglo XX los principales socios comerciales del MERCOSUR eran los EE.UU y Europa. Pero luego de unos 15 años de cambios continuos, el comercio intraregion aumentó significativamente (tal es así que la Argentina y Brasil se volvieron socios preferenciales y lideran respectivamente las tablas de importaciones y exportaciones entre sí). Y no solo esto, una nueva potencia comercial arribó a la región y comenzó a acaparar las exportaciones de los miembros del bloque comercial, China.

El gigante asiático viene en pleno crecimiento industrial desde finales de la década de 1980 y consecuentemente tiene una demanda de materia prima, especialmente alimentos cada vez mayor. De esta forma los países latinoamericanos comienzan a volverse socios importantes y así China logra pasar a ocupar un importante puesto en el ranking de destino de las exportaciones sudamericanas. En el caso particular de Argentina la exportación de soja cubriría gran parte de esta cuota y debido a su alto precio en el mercado internacional se iniciaría una etapa de aumento del cultivo de la soja en detrimento en otros productos agrícolas como trigo y maíz. Todo esto genera dos consecuencias para la Argentina y los países afectados: la dependencia de las exportaciones de pocos bienes a un solo comprador y a largo plazo un déficit comercial debido al poco valor agregado de las exportaciones frente al mayor de las importaciones industriales chinas.

Si tomamos el caso Argentino específicamente, en el año 2012 el principal destino de las exportaciones fue Brasil, seguido por China y muy cerca Estados Unidos. La Unión Europea recién asoma en un 4to puesto en forma grupal, siendo de todas formas un número significativo.

Entonces, ¿En que beneficiaría el Acuerdo comercial entre el MERCOSUR y la UE? Es verdad que Europa ya no representa un porcentaje imponente en los destinos y origen de las exportaciones e importaciones respecto a Latinoamérica, pero frente a la amenaza de la dependencia de China y del valor de unos pocos productos es siempre bienvenida la opción de diversificación. Eso sí, es necesario que la UE entienda la importancia que tiene la industria agraria dentro de la estructura económica latinoamericana y por ende acepte la implementación de políticas que lleven a  una competencia justa y trasparente en el mercado europeo. Si se logran resolver estos pequeños (y grandes) puntos, un Acuerdo económico entre la UE y el MERCOSUR es deseable. Ahora, el tema de la voluntad política y las agendas de las partes es otro asunto.

lunes, 1 de abril de 2013

El juego de Corea del Norte


Las recientes declaraciones y acciones del gobierno de Corea del Norte tuvieron, como suele suceder por las dimensiones de la amenaza, una gran repercusión mediática a nivel mundial. Los videos publicados por la máquina de propaganda de Pyongyang muestran grandes despliegues militares simulando invasiones a Corea del Sur y ataques a los EE.UU mientras que por otra parte Kim Jong Un anuncia el “estado de guerra”. ¿Cuál es la probabilidad de que se lleve a cabo un ofensiva militar que pueda desencadenar un conflicto mayor?

De entrada me atrevo a decir que es muy improbable que Corea del Norte efectivamente se decida por una acción militar abierta y declarada contra alguno de sus vecinos. Son demasiados los factores que irían en contra de esto y los últimos años han revelado la estrategia y el objetivo de la parte norte de la península coreana.

Empecemos haciendo un resumen del contexto histórico y regional. Como evidencia su cultura y composición étnica, las dos Coreas actuales históricamente fueron una sola. Luego de ser ocupada y anexada por el Imperio Japonés en la década de 1930, fue escenario de duras batallas en la Segunda Guerra Mundial. Durante está, tanto fuerzas soviéticas como norteamericanas tomaron la península: por el norte el Ejército Rojo y por el sur las fuerzas armadas de los EE.UU. Al finalizar la guerra ambas naciones promovieron líderes diferentes para cada sector. Las intenciones de unificación de la península derivaron en la invasión en 1950 por parte del Norte del Sur, dando inicio a la Guerra de Corea. Llegarían a intervenir fuerzas estadounidenses y “voluntarios” de la China maoísta. En 1953 se firma un armisticio (pero no un acuerdo de paz) que dura hasta la actualidad y divide a la península por el famoso paralelo 38. El Norte queda bajo un sistema comunista y el Sur bajo las reglas del libre mercado capitalista.
Rodeada entonces por la República Popular China en el Norte y Oeste y por un Japón aliado de EE.UU en el Este y Sur, Corea se encuentra en una región sensible.

Luego de años de excesivo gasto militar, desinversión en sectores productivos  y aislamiento internacional Corea del Norte sufre grandes problemas económicos y sociales. Las hambrunas y epidemias son cuestiones cotidianas. Paralelamente a esto, el régimen de Pyongyang ha comenzado a desarrollar armamento nuclear para complementar sus fuerzas armadas (que si bien no son de las modernas tecnológicamente hablando, son de las más numerosas a nivel mundial). Esto le dio una posibilidad de palear temporalmente los problemas sociales de su país. Los continuos ensayos misilisticos de Corea del Norte son seguidos por sanciones internacionales y luego rondas de negociación. En estas la comunidad internacional le exige a Pyongyang la desactivación de estos programas y a cambió le ofrece alimentos y medicamentos para la población. Corea del Norte acepta y por un tiempo tenemos una ligera tranquilidad en la región. Pero cuando estos alimentos y medicamentos (por cierto ampliamente insuficientes) se acaban, comienza de nuevo el juego. Corea del Norte amenaza y la comunidad internacional a cambio de que no se precipite un conflicto mayor, le entrega ayuda humanitaria. Es así que se conoce a la parte Norte de la península como un “Rogue State”.

Pero está claro que este juego por sí solo no puede mantener una intervención de una coalición internacional (no existen datos precisos sobre el avance del programa nuclear norcoreano) fuera del país. Si uno quiere desafiar a los EE.UU y  sus aliados (Corea del Sur y Japón en este caso) tiene que contar con un respaldo poderoso, y Pyongyang lo tiene: la República Popular China.

Beijing es el principal aliado de Corea del Norte tanto en cuestiones de política exterior como en asuntos económicos. Pero todo este interés en preservar en el poder a la dinastía de Kim Yong Un y su régimen no es por amistad y solidaridad. China quiere evitar a cualquier precio tener una frontera terrestre con un aliado directo de EE.UU. Si Corea del Norte cae, va a ser absorbida por su contraparte del Sur y por ende Washington contaría con acceso terrestre a la China continental.  Es por esta razón que Beijing amenaza con el veto en el Consejo de Seguridad  a cualquier medida y acción drástica contra Pyongyang.

Conociendo estos dos hechos (la estrategia del Rogue State y la alianza con China) Corea del Sur, Japón y EE.UU se limitan por el momento a contener a Corea del Norte imponiendo la mayor cantidad de sanciones económicas posibles sin responder a las continuas amenazas del uso de la fuerza de Pyongyang y sosteniendo este débil equilibrio regional. Esta coalición tendría la capacidad de intervenir exitosamente en Corea del Norte pero los costos tanto materiales como humanos elevados y la amenaza de una intrusión china son suficientes para desalentar esta opción. Claro ejemplo de esto fue el hundimiento en el 2010 de un barco de la marina surcoreana. Si bien nunca se terminó de confirmar la implicancia de Corea del Norte en el hecho, todo apunta a esta. Si el hundimiento de un buque de guerra y la pérdida de vidas no lograron precipitar un conflicto mayor es difícil que eventos aislados lo puedan hacer.

Por último hay que destacar que ningún gobierno que quiera mantenerse en el poder puede darse el lujo de entrar en conflicto armado con la principal potencia mundial, incluso con el apoyo de China.

Resumiendo, nos encontramos ante una nueva maniobra de “extorsión” por parte de Corea del Norte para obtener ayuda humanitaria u otros beneficios a cambio de la promesa de dejar de lado la amenaza del uso de la fuerza. China ha criticado en varias ocasiones el alto perfil de la política exterior de Pyongyang e incluso se ha plegado a sanciones, pero sigue apoyando el régimen y con toda la intención de evitar un conflicto al cual se pueda ver arrastrada sin la más mínima intención (la política exterior china se caracteriza por un perfil bajo y si bien siempre quieren remarcar que están presentes prefieren no asumir del todo el rol que les corresponde en el sistema actual).

Estas son las principales razones por las cuales un conflicto armado abierto es muy poco probable en la península coreana.

martes, 4 de diciembre de 2012

Cuestiones antárticas desde la óptica argentina

El texto a continuación es un extracto de las conclusiones de mi tesina de grado. 

En el aspecto económico se destaca el gran potencial de la región austral derivado de la alta probabilidad de presencia de recursos naturales extraíbles como hidrocarburos, carbón, cobre y hierro. Muchos de estos recursos son de índole no renovables por lo que con el aumento de su consumo y demanda a nivel mundial generarán dentro de los próximos 10 a 30 años, según el recurso, el agotamiento de las fuentes ya explotadas. En este contexto tomarían relevancia las nuevas fuentes antes descartadas por cuestiones logísticas y de accesibilidad. La Antártida es una de ellas.

El STA viene desde 1961 regulando severamente la actividad económica en el continente, y con la Convención para la Reglamentación de las Actividades sobre Recursos Minerales Antárticos estancada por falta de ratificaciones desde principios de los ’90, es el Protocolo de Madrid el que termina de prohibir toda forma de exploración y  explotación económica de estos recursos naturales hasta el día de hoy.

Dicha prohibición solo puede ser levantada mediante una reunión consultiva de los miembros plenos del Tratado Antártico. Este grupo de estados fue aumentando en número en los últimos 40 años, dejando a los países reclamantes en inferioridad numérica frente a otros sin pretensiones territoriales o con reservas a reclamos futuros. Ante un eventual llamado a revisión por cualquier estado miembro  en los próximos años, incluyendo países menores sin un historial antártico relevante, se podría realizar una apertura del STA habilitando una explotación económica regulada de la región.

Vinculando esto con el agotamiento de las fuentes ya explotadas y la consecuente presión política,  se puede estimar que estos cambios podrían comenzar a surgir a partir de los próximos 10 años.

Esta potencial apertura del STA atrae desde ya algunos años el interés de actores estatales que no cuentan con una historia de actividad antártica significativa como la ostentan la mayoría de los miembros originales del Tratado Antártico.
 
Podemos destacar entre estos nuevos actores a la República Popular China y a Brasil. Ambos Estados han incrementado su actividad antártica drásticamente en los últimos 10 años constituyendo actores de interés en la pugna. El primero por su rol de potencia mundial y el segundo por su capacidad de desequilibrio en una posible negociación, a favor del bloque sudamericano. Sin dudas la incorporación de Brasil como estado “antártico” pleno es de vital importancia para las pretensiones argentinas y chilenas.

Así y todo, la explotación económica de recursos en la región antártica sigue siendo fuertemente condicionada por su entorno hostil. Las duras condiciones climatológicas, las dificultades de acceso, las aguas repletas de icebergs y la ubicación remota influyen en su potencial económico.

Sin embargo estos obstáculos pueden ser sorteados gracias a los avances tecnológicos. Desde los primeros visitantes a principios del siglo XIX mucho ha cambiado en la planificación y ejecución de las campañas. La incorporación de tecnologías como el Sistema de Posicionamiento Global y el perfeccionamiento de las embarcaciones y técnicas de navegación han facilitado drásticamente el acceso a la región. Esto redujo los de costos de operación y mantenimiento. 

Pero no solo favoreció el accionar de los estados. Muchos individuos han comenzado a encarar viajes particulares a la región antártica por medios propios. Esto constituye toda una nueva dimensión de análisis ya que el continente ya no es solo accesible a estados mediante operaciones semi-militares sino también a las personas que cuentan con los fondos suficientes.

Esto llevaría a su vez a nuevos puntos de confrontación entre las partes por la cuestión de la jurisdicción. No existen jurisdicciones definidas y el STA sortea dicho tópico. El caso citado de Rodney Marks es un ejemplo de lo que puede suceder con estos nuevos viajeros antárticos. Es de suma importancia que este tema sea tratado por los estados del STA con celeridad.

Esta potencial disputa se agrega a otras tradicionales como el resurgimiento de la tensión entre la Argentina y el Reino Unido. El acto simbólico de Rusia en el lecho marino del ártico generó la reacción de Londres al presentar la documentación para la extensión de la plataforma continental, avanzando sobre posesiones y pretensiones argentinas y pudiendo vulnerar el TA. La superposición de reclamos entre estos dos estados y Chile son un tema caliente, que había quedado relegado durante varias décadas.

Pero es en la cuestión Malvinas donde las tensiones alcanzan su máximo nivel. La reciente mediatización del tema ha reflotado los cruces diplomáticos entre Buenos Aires y Londres sobre la soberanía de las islas.  El archipiélago y las islas aledañas son una de las puertas de entrada a la Antártida y el sustento del reclamo británico. Es por esta razón que la disputa en torno a las Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias es inseparable de los conflictos de soberanía en la Antártida e imposible una solución autónoma de uno de los dos conflictos. No puede haber solución definitiva que no abarque a ambos puntos.  

martes, 9 de octubre de 2012

Introducción a la crisis europea


Por María Gala Bosch Nuñez

En el año 2010 la economía europea sufrió un shock. Habiendo sido recientemente sacudida por la crisis inmobiliaria norteamericana, debió también soportar una crisis de la zona euro. La misma se descubre cuando, al asumir un nuevo gabinete en Grecia, este da a conocer que los anteriores números respecto a la economía griega habían sido falseados. El déficit presupuestario del estado es mucho mayor delo que se creía, y esto puede afectar su capacidad de pago de deuda. La noticia genera una crisis de confianza que obliga a Grecia a subir enormemente las tasas para colocar deuda en el mercado financiero. El gobierno acude entonces a la Unión Europea, y esta involucra al FMI. Se decide entonces ayudar al país helénico mediante préstamos, a restaurar la confianza en su capacidad de pago. Para ello se le exigen, sin embargo, una serie de medidas de austeridad que provocan la furia de los ciudadanos griegos.

La crisis, sin embargo, no se detiene ahí, sino que se expande a otros estados cuyas economías también parecen frágiles, y que ahora tienen problemas para conseguir financiamiento. Estos son los denominados PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España). También estos estados deben buscar la ayuda de la Unión Europea y se ven enfrentados con fuertes movimientos populares en contra de las medidas de austeridad que se les exige a cambio de es ayuda. 

La crisis económica ha pasado además a otros ámbitos, entre ellos el político. Muchos ciudadanos de los países afectados se preguntan hoy a quien responden realmente sus gobiernos, que si bien son votados por los ciudadanos, parecen seguir las directivas de los estados más económicamente fuertes de la Unión (especialmente Alemania). Es así como estadistas extranjeros, elegidos por otros pueblos, imponen a los ciudadanos en crisis sacrificios que estos rechazan. Hay quienes argumentan que se está generando una crisis de legitimidad.

Por otro lado entre los ciudadanos de los países con economías más desarrolladas, se ha desarrollado un cierto sentimiento de rechazo hacia estos estados que, sin poder mantener sus cuentas en orden, han provocado problemas a toda la unión monetaria, problemas por los que ellos también deben pagar. Es así que también va desapareciendo la solidaridad europea que tantos años y perdón le ha costado generar al continente.

 Ante este panorama desalentador muchos se preguntan ¿qué hará Europa? Puede darse por vencida dejando ir a los países menos aptos para mantener una moneda tan pesada como el euro. Los más pesimistas han dicho incluso que la Unión Europea podría desaparecer. Sin embargo, por ahora, los Estados han decidido seguir el camino de la austeridad, poner sus cuentas en orden y continuar con la integración. En lugar de culpar al proceso por los problemas que los aquejan han decidido seguir adelante con el mismo y superar la crisis.

En el siguiente trabajo, a través de los supuestos de la teoría neofuncionalista y de sus críticos argumentaremos que los sucesos arriba descritos no representan el fin del proceso de integración europeo, sino una crisis que llevará a la mayor expansión de ámbitos incluidos en el proceso, basada en un mayor compromiso político con el mismo.


viernes, 28 de septiembre de 2012

La política internacional sin Chávez

Las primeras dudas surgieron en plena campaña electoral, pero con la delicada salud del líder venezolano se abren mas incógnitas sobre el futuro político de Venezuela  Y por la misma trascendencia que logró el presidente bolivariano, una salida del poder traería consecuencias mas allá de las fronteras de las tierra de Simón Bolívar. ¿Cómo se perfilaría una América latina sin Chávez?

No es mi intención analizar las cuestiones internas, ya que además de no ser el foco de este blog, carezco de suficiente conocimiento como para poder opinar sobre el asunto. Si me voy a enfocar aquí en lo que podría suceder en cuanto a las relaciones entre los países dentro y fuera de la región. 

Está claro que los principales afectados serían sus países aliados en la región, el ALBA. Ecuador, Nicaragua y Bolivia tienen lazos especiales con la Venezuela chavista. Pero el resultado de las elecciones también son seguidos de cerca por países extra regionales como Irán y Rusia, aliados estratégicos y socios comerciales. 

Comencemos por la región. El lazo que une a los países del ALBA es más bien ideológico/político que económico. Antes de la llegada de Chávez las relaciones comerciales entre si eran poco significativas. Luego de años de PSUV en el poder, las mismas se incrementaron, pero distan de ser de relevancia para la estabilidad económica de cada uno. Un cambio de mando en Caracas no implicaría una gran modificación en la matriz de comercio exterior de la región. Recordemos que los principales socios comerciales de Venezuela siguen siendo EE.UU y Colombia entre otros. 

El impacto para los gobiernos de estos tres países sería más bien el de la desaparición de su anclaje político-ideológico.   Es conocido el apoyo que brindo Hugo Chávez a lo largo de los años para que los gobiernos de Ortega, Morales y Correa se afirmen en el poder.
La pequeña economía nicaragüense fue fácilmente influenciable por el dinero derivado de la venta de petróleo de Venezuela. Sin esta ayuda Ortega no se hubiese perpetuado en el poder, y sin esta tiene escasas chances de seguir financiando sus proyectos.
El caso de Bolivia es especial. Desde sus inicios del lado del socialismo del siglo XXI, el líder indigenista es uno de los principales allegados del presidente venezolano. En varias ocasiones el bolivariano ofreció ayuda económica e incluso militar ante la complicada situación interna que sufre el país andino. La cuestión de la secesión de la región de la “media luna” fue en parte desestimada por el rol de Venezuela, pero ante el cambio de rumbo de Caracas se podría reavivar la situación. La futura estabilidad boliviana va a depender en gran parte de los resultados de estas elecciones.
Ecuador por otra parte no debe enfrentar una tensa situación interna como Bolivia, pero está claro que Correa es uno de los alumnos principales de Chávez y la desaparición física o política de este le jugaría en contra a sus aspiraciones a futuro.

En cuanto al resto de la región. El proceso de normalización de las relaciones bilaterales con Colombia es factible de persistir, mientras que se aliviarían las tensiones fronterizas con el Brasil y Guyana.
Lo que es una gran incógnita es el proceso de integración de Venezuela al Mercosur. Luego de tantos años y vaivenes para su incorporación no es muy aconsejable su retracción, por lo que hay que observar que posición elegirá dentro del organismo comercial multilateral.

El vínculo con EE.UU no cambiaría mucho en lo comercial. Las relaciones en torno a la venta de petróleo seguirían normalmente. Pero a nivel político es muy factible un acercamiento entre Washington y Caracas.

Si miramos más allá del atlántico y el pacifico nos encontramos con otros gobiernos que van a estar prestando especial atención a los comicios del 7 de octubre. En los últimos años Moscú fue uno de los principales socios comerciales en cuanto a la venta de armamento de Venezuela. Solo en el 2010 acordaron una transacción de más de 5.000 millones de dólares. La relación comercial va más allá e implica incluso la transferencia de armamento e intercambio de personal. Rusia viene perdiendo socios claves de su negocio armamentístico como Libia, Siria e Irán (bloqueo internacional) y sería un nuevo golpe la perdida de Venezuela como comprador relevante. Ante el hipotético caso de una derrota chavista, quedarían en suspendo algunos de estos contratos.
Por último, Irán. El país islámico viene ensayando recientemente una política de acercamiento a las naciones de Latinoamérica en búsqueda de nuevos aliados y socios. Pero la puerta de entrada al continente fue Venezuela. Chávez y Ahmadineyad son muy cercanos y comparten el discurso antiimperialista y antinorteamericano. Además de socios comerciales son socios políticos. La salida del bolivariano significaría la pérdida de un importante aliado mundial para Irán y un golpe a sus intereses en Latinoamérica.

La posibilidad de una salida del poder del actual presidente generaría  una serie de cambios políticos tanto regionales como globales, externo e internos. En cuanto a lo que refiere la política internacional, los perdedores cederán mucho más de lo que obtendrán los vencedores. A nivel local, la disputa por el lugar de Chavez va a ser dura y la transición podría no estar ausente de violencia. 

viernes, 14 de septiembre de 2012

El rol de las ONGs en las RR.II: Caso Greenpeace



En la segunda década del siglo XX y con el avance de la globalización comenzaron a  surgir nuevos actores a nivel internacional que en varias ocasiones llegan a competir con los Estados en cuanto a poder y riqueza. Estamos hablando de las ONGs, que junto a las empresas multinacionales se consolidaron como partes gravitantes de las relaciones internacionales.

El caso que queremos analizar aquí, se me planteó luego de observar la nueva campaña de publicidad de Greenpeace Argentina de “No transamos con nadie”, dedicada a gobiernos y corporaciones. Vamos a aprovechar este ejemplo para demostrar uno de los tantos roles que estas entidades pueden ejercer en el escenario internacional. 

Como ya sabemos, Greenpeace es una organización no gubernamental ecologista creada a principios de los ’70 en Canadá con el fin de proteger y defender el medio ambiente (uno de los nuevos temas de la agenda internacional). Busca cumplir con estos propósitos mediante campañas mediáticas y acciones concretas. Pero uno de los puntos que más nos interesa es la cuestión de la financiación. La organización cuenta con presencia en más de 41 países y múltiples oficinas ocupadas por una gran cantidad de empleados y un número aún más grande de voluntarios. Sostiene toda esta infraestructura (a la que se le suma una flota entera de barcos) con aportes voluntarios de individuos, rechazando supuestamente las donaciones provenientes de sectores políticos y empresariales. Escribimos supuestamente porque está comprobado que gran cantidad de los millones que maneja la organización anualmente provienen de grandes empresas multinacionales a través de sus fundaciones asociadas, gran ejemplo: la Rockefeller Brothers Fund., vinculado al sector petrolero con la Standard Oil.[1] Siguiendo en el rubro petrolero, en el 2000 Greenpeace sorprendió con la adquisición de acciones de la Shell[2], justificando esta medida como una estrategia para influir en la toma de decisiones de la multinacional.

Así como es el caso de las petroleras, se sospecha que muchas otras empresas y gobiernos “auspicien” las acciones de Greenpeace. Es así como llegamos otra vez a la vinculación con la Argentina.

Nuevamente en el año 2000, el gobierno australiano confirmó que la Argentina, a través de su empresa estatal INVAP (Investigaciones Aplicadas Sociedad del Estado), se impuso en una licitación por la construcción e instalación de un reactor nuclear destinado a la investigación médica.[3] Esto marcó un hito para la industria de alta tecnología argentina al ser la exportación con mayor valor realizada hasta el momento, aproximadamente 180 millones de USD. Hecho que queda magnificado aún más por haber vencido en la licitación a propuestas de empresas importantes como Siemens AG de Alemania y Technicatom de Francia.

El hecho fue duramente criticado por Greenpeace, llegando a alegar que se generaría basurales radioactivos en la República (hecho que no era cierta y que quedaba expuesto en el plan de trabajo aprobado entre Australia y la Argentina) y que se atentaría contra el futuro de la nación. La campaña mediática fue de gran envergadura y se involucró a personalidades locales (Pergolini, Lanata, Darín etc.). Pese a estos intentos por boicotear la exportación, el Senado ratificó el acuerdo.

De haberse incumplido el contrato, se hubiese asestado un duro golpe a la industria de alta tecnología nacional al perder credibilidad a nivel internacional, sumado al hecho de dejar pasar la posibilidad de afirmarse dentro de los países punta en cuestiones de energía nuclear. En un comunicado en el 2002 Greenpeace llegó a afirmar que buscaba “esterilizar” el INVAP.[4]

Es difícil no pensar que así como muchas petroleras son indirectamente patrocinadoras de las campañas de esta ONG, muchas otras multinacionales dedicadas también al rubro energético no lo sean. En este caso, tanto para Technicatom como Siemens, 180 millones de dólares no eran una cifra significante. El problema para ellos se radicaba en la posibilidad del surgimiento y crecimiento de nueva competencia.

Es interesante ver como esta organización ataca casi siempre blancos de esta índole en países que no son líderes en la materia. Poco se habla de las termoeléctricas contaminantes en el Reino Unido, claro, pueden ser potenciales financistas.

Los hechos aquí presentados son fruto de una pequeña investigación y tienen una gran parte de conjetura propia, pero creemos que los datos coinciden para poder afirmar que Greenpeace ocupa una posición estratégica en el escenario mundial, sirviendo como agente publicitarios de los intereses de gobiernos y empresas que tengan el capital para contratarlos.






[4] Cabe mencionar que todo el proyecto se encontró bajo la vigilancia de la OIEA y con el cumplimiento de los máximos estándares de calidad y seguridad.

viernes, 17 de agosto de 2012

Israel, Irán y la capacidad nuclear


Desde su invención en la década de los ’40, la bomba atómica realmente ha modificado el concepto de seguridad internacional. Tal es así que durante las décadas que duró la guerra fría, las políticas de defensa de las dos potencias del momento giraban en torno a su capacidad nuclear. Palabras como “first strike” y “retaliation” eran comunes dentro de las cúpulas militares soviéticas y norteamericanas. La guerra convencional había quedado en un segundo plano.
 
Ese bipolarismo llevó a que se formaran las denominada “proxy wars”, básicamente guerras de alcance local donde las superpotencias apoyaban a  bandos antagonistas. Vietnam, Corea y Afganistán son claros ejemplos. En muchos casos no se llegó a un conflicto abierto y declarado, como el caso de la India y Pakistán, donde sus respectivos mentores occidentales los proveyeron con la capacidad de producir armas nucleares. Hasta el día de hoy este es uno de los temas calientes dentro de la agenda global.
El equilibrio generado por la capacidad nuclear entre dos estados es un hecho.
 
Para agosto de 2012 solo cuatro naciones no son parte del Tratado de No Proliferación Nuclear: Pakistán, India, Corea del Norte Israel. Los primeros dos nunca adhirieron por razones históricas y de seguridad reciproca, Corea del Norte se retiró del Tratado e Israel, nunca lo firmó.
 
Pero a diferencia de la situación relativamente clara entre Pakistán y la India, el estado judío nunca admitió ni rechazó la posesión de armamento nuclear en forma oficial. Sin embargo, diversos informes de inteligencia indican que cuenta con capacidad nuclear y con algunos centenares de ojivas nucleares. Dentro de los diagramas actuales, se lo considera potencia nuclear.
 
Siempre conservando el secretismo, el Estado de Israel comenzó con su programa en los años ’50 y evidentemente lo fue desarrollando hasta ser el único estado con capacidad nuclear de la zona de Medio Oriente.
 
Esta situación se vuelve extremadamente tensa si la insertamos en el contexto regional, donde la mayoría de sus vecinos árabes desean la desaparición de lo que ellos consideran un Estado usurpador. En varias ocasiones se llegó a la guerra, en 1948, 1967, 1973 y 2006 entre otros. Esto solo incremento el resentimiento mutuo.
 
Ambos lados incumplieron resoluciones de las Naciones Unidas y fueron responsables de interrupciones de procesos de paz. Mientras que Jordania y Egipto, luego de décadas de enemistad, aceptaron reconocer al Estado judío. Pero los demás vecinos no. Efectivamente en la actualidad Israel no hace mucho para revertir esta situación: ignora las resoluciones de la ONU respecto a la colonización del territorio palestino asignado por la delimitación del ’48, bloquea (por razones de seguridad) la franja de Gaza y ocupa territorios arrebatados a otros Estados.
 
Pero el clímax del asunto, volviendo a nuestro tema, es la potencial capacidad nuclear que está desarrollando Irán, otro de sus enemigos declarados.
 
Desde la perspectiva del realismo político, la actitud de Israel de buscar evitar a toda costa el desarrollo de dicha capacidad está totalmente justificada. Tel Aviv busca asegurar la supervivencia del estado, tal como dice la teoría. Queda claro que un país del tamaño de Israel no puede darse el lujo de tener un oponente con armamento nuclear (Teherán dice que es con fines pacíficos). El problema está en los métodos para evitar esto. ¿Con que autoridad busca Israel desarmar el programa nuclear iraní, si ellos mismos no admiten oficialmente poseer ojivas nucleares?
 
Irán tampoco es, en los ojos de la comunidad internacional, un santo. Desde la revolución del ’79 y su ruptura con EE.UU, se ha vuelto un estado fundamentalista y teocrático. Para los estándares de occidente las libertades básicas son vulneradas y sus alianzas internacionales (Corea del Norte, Venezuela, Siria etc.) no hacen más que ahondar la desconfianza en un Irán nuclear.
 
Está claro que Israel va a hacer todo lo posible para evitar que se cumpla esto. Ya en el pasado ha recurrido a la violencia, ignorando toda premisa del Derecho Internacional, destruyendo infraestructura destinada al desarrollo nuclear en otros países árabes (Iraq a principios de los ’80, donde murieron civiles iraquíes y extranjeros). Dichas acciones fueron condenadas por la ONU, pero Israel no se preocupó en acatar las medidas y siguió actuando. En los últimos años murieron por ejemplo, en circunstancias sospechosas, cinco científicos iraníes que trabajaban en el programa nuclear. Se sospecha que la Mossad estuvo involucrada.
 
Esto constituye otro acto de hipocresía. Un Estado que debe su existencia moderna  a un organismo multilateral como la ONU, se escuda detrás de su nombre para las resoluciones que lo favorecen pero por otro lado ignora las advertencias, condenas y sanciones.
 
En las últimas horas, varios funcionarios israelíes declararon estar listos para dar un nuevo golpe contra el programa iraní. Esta vez ante la vista de todos mediante las FF.AA, atacando centrales nucleares. Buscarían ampararse en el derecho al “ataque preventivo”, un controvertido concepto del Derecho Internacional, que ya les costó el rechazo global en 1967. Lo único que estaría impidiendo que esto se haga realidad sería el costo político internacional (dentro de una ecuación costo-beneficio).
 
Está claro que Irán, ni por poco, es capaz de brindar seguridades sobre su programa y confianza en su palabra de que es para fines pacíficos. En este caso queda a disposición  de la comunidad internacional encontrar un consenso y actuar. Por otro lado es evidente también que Israel no va dejar su destino en manos de otros, esos otros que otrora le forjaron su estado moderno. ¿Seguirá Israel con su tradición de ignorar medidas que le sean contrarias? 

Al fin y al cabo la pregunta final sería: ¿Por qué Israel, un estado agresor en más de una guerra, tiene derecho a poseer capacidad nuclear e Irán no?