domingo, 12 de febrero de 2012

Piratas Somalíes: La Maldición de la pobreza estructural


Muchos coinciden en que la historia es cíclica y que lo que sucedió en el pasado eventualmente volverá a pasar. ¿La piratería marítima puede ser uno de estos ciclos? De chicos todos leímos o escuchamos las aventuras de los famosos piratas de barba espesa, parche en el ojo y pata de palo. Esta actividad cuyo auge fue en el siglo XVII hace ya algunos años que vuelve a ser noticia en el mundo. Pero esta vez no estamos hablando de corsarios surcando el Caribe en buques a vela cargados de cañones, sino más bien de pequeñas embarcaciones a motor, repletas de individuos cargando rifles de asalto y provenientes por lo general de África o el sudeste asiático.

Justamente allí podemos situar los focos de atención de este problema que lentamente va afectando el comercio internacional. El denominado cuerno de África, que comprende a Somalia, Eritrea y del otro lado del Golfo de Adén,  Yemen junto a las regiones salpicadas por islas frente a Tailandia, Singapur, Malasia y Vietnam son el epicentro de la actividad pirata.

Todos estos países tienen algo en común y es la extrema pobreza que afecta a grandes partes de las poblaciones. En Yemen y Eritrea este número es cercano al 50%, en Tailandia 15% y en Vietnam 28%. Somalia, el leading case, no computa datos.

La correlación entre la pobreza y la piratería de mar puede ser trazada desde el punto en que la falta de infraestructura, la falta de recursos y la ausencia o impotencia del Estado lleva a sectores marginales de la población a buscar nuevos caminos, de dudosa o nula legalidad, de sobrevivir.

Si miramos el mapa de comercio mundial notaremos que a kilómetros de la costa somalí corre una de las rutas más utilizadas por el comercio global. Buques petroleros zarpan de Medio Oriente y cruzan hacia occidente mientras que portacontenedores llenos de mercancía hacen el camino inverso hacia los grandes mercados asiáticos (China e India). Era cuestión de tiempo hasta que la pobreza llevara a los somalíes a mirar hacia el mar. 

Para hablar un poco sobre Somalia, nos estamos refiriendo a uno de los países más pobres del mundo. Devastada por largas y sangrientas guerras civiles este país africano vive principalmente de la actividad ganadera local y la transferencia de remesas desde países vecinos. Su economía es ampliamente informal y la ausencia de un Estado central no ayuda a mitigar estos problemas. Sus recursos son escasos. Cuenta con algunos yacimientos minerales pero la inestabilidad interna y la total falta de garantías los hacen virtualmente inexplotables. El territorio está dividido en especies de feudos, donde señores de la guerra son los que ostentan el poder y la ley, dejando a Mogadisco (la capital) en la impotencia.

El modus operandi de estos piratas modernos es simple. Cuentan con escondites en la costa y al oscurecer se valen de pequeñas embarcaciones a motor para acercarse sin ser advertidos a los grandes buques de carga para abordarlos, reducir la tripulación y saquearlos o pedir rescate. Estos ataques comenzaron siendo cercanos a la costa, pero con el pasar del tiempo se fueron produciendo cada vez mas mar adentro, hasta que en el 2008 el superpetrolero saudita "Sirius Star”, cargado con dos millones de barriles de crudo fue secuestrado a más de 800km al suroeste de Mombasa, Kenia.

Según datos recientes de la Organización Marítima Internacional[1], el organismo de Naciones Unidas dedicado a promover la cooperación entre Estados y la industria de transporte para mejorar la seguridad marítima y para prevenir la contaminación marina, en el año 2011 se registraron un total de 45 buques secuestrados, 176 abordajes, 105 intentos de abordajes y disparos contra 113 barcos.

El impacto en el comercio se hace sentir cada vez más. Muchas empresas que se ven afectadas al estar obligadas a transitar por el estrecho golfo deben contratar seguros especiales que han aumentado sus cuotas a la par de los ataques, teniendo esto repercusión en algunos casos en el precio final de la mercancía. Otro factor es la seguridad de las tripulaciones. Ya en varias ocasiones se han producido actos de violencia hacia estas. La desviación de esta ruta significaría un mayor costo de transporte, por lo que otra vez se verían aumentados los precios y hasta podría bajar la oferta.

La comunidad internacional ya ha tomado algunas medidas para combatir este flagelo. La más resonante de estas fue la creación de la coalición internacional denominada Task Force 150, compuesta por, entre otros, EE.UU, Reino Unido, Japón, Francia y Alemania. SU misión es la de patrullar las aguas afectadas y socorrer a navíos bajo amenaza.

Otras medidas incluyeron la creación de rutas más estrechas para concentrar el tráfico y mejorar el control, la conformación de convoys para mayor seguridad. Pero también se ha trabajado con tierra firme. Diversas misiones humanitarias y proyectos de desarrollo se han llevado a cabo con diversos resultados para intentar alejar a la población de la piratería.

Todas estas medidas han contribuido a reducir levemente el número de actos de piratería en la zona. En parte gracias a la presencia de la coalición los números han bajado si comparamos los datos del 2011 con los del año anterior. En el año pasado se registraron 802 rehenes, casi un 30% menos que en el 2010, cuando se registraron 1181 víctimas de secuestro. Los piratas somalíes elevaron sus ataques de 219 en 2010 a 237 en el 2011, pero solo tuvieron éxito en 28 ocasiones, lo que significa un índice de fracaso del 43%respecto al año precedente. [2]

Pese a esto el número de ataques es aún alto y las consecuencias en el comercio regional y global se hacen sentir. El problema está en encontrar una solución que permita un tráfico seguro por la zona sin dejar de lado el derecho de la población somalí a una vida digna y sin necesidad de tener que recurrir a las armas para ganarse la vida.

Pero hay que tener en cuenta que los oportunistas nunca faltan, e inevitablemente se seguirán trasladando cargas de valores millonarios no solo por el Golfo de Adén y representaran un objetivo lucrativo para estos.

viernes, 3 de febrero de 2012

Malvinas: hacer que el RU negocie


La última cumbre del Mercosur en Montevideo trajo varios puntos fuertes. Nos centraremos en la cuestión Malvinas, que en los últimos años volvió a cobrar fuerza y a ser tema de discusión a nivel nacional e internacional. 

En resolución unánime entre los países miembros, se acordó cerrar todos los puertos a los barcos que naveguen bajo bandera de las Islas Malvinas ocupadas por los británicos. Esta medida afectará a las 19 embarcaciones registradas y que en su mayoría pertenecen a empresas conjuntas con capitales españoles dedicadas a la pesca. 

El Foreign Office condenó estas medidas y las tildó de ‘intentos de aislar económicamente a la isla’. 

Esta política concuerda con las decisiones tomadas en los últimos años por el gobierno argentino. Entre otras, se condicionó el tránsito de buques desde y hacia las islas por mar argentino. También países como Chile, Uruguay y Brasil han denegado el acceso a embarcaciones de guerra vinculadas a las Malvinas. 

Puede ser una estrategia adecuada para conseguir el objetivo de sentar al Reino Unido a la mesa de negociación y hacerlo acatar las resoluciones de Naciones Unidas, que año a año ignora. 

La vida en las Islas Malvinas es virtualmente imposible sin el contacto con el exterior. El archipiélago no cuenta con vegetación y vida animal suficiente para mantener a la actual población Kelper y a la base militar. Dicho abastecimiento proviene en gran medida de la tierra firme más cercana, el continente sudamericano. 

Si se pudiese cortar toda vía de suministro desde América del sur, la colonia británica se vería obligada a obtener el reemplazo desde puntos más alejados. Para lograr este cometido, la Argentina deberá contar con la estricta colaboración de todos sus vecinos con acceso al océano, tanto Atlántico como Pacífico. 

Pero el mar no es la única vía de acceso a las Islas Malvinas, y por ende la única opción de abastecimiento. Actualmente, LAN Chile opera vuelos semanales desde Punta Arenas y Santiago a Mount Pleasent, nombre de la base militar. Por eso es menester que Argentina trabaje en conjunto con el gobierno chileno de Piñera para detener estos vuelos y obligar a cerrar esta vía de suministro. 

Una vez cortada toda comunicación con el continente, el gobierno isleño deberá optar por cubrir sus necesidades desde puertos más alejados a un costo mucho mayor. El mantenimiento de la base militar en las islas ya le cuesta a la corona británica varios millones de libras, algo que en una economía en recesión puede ser innecesario. 

El fin de esta estrategia es aumentar aún más el costo de mantenimiento de la colonia y obligar al Reino Unido a negociar.