martes, 4 de diciembre de 2012

Cuestiones antárticas desde la óptica argentina

El texto a continuación es un extracto de las conclusiones de mi tesina de grado. 

En el aspecto económico se destaca el gran potencial de la región austral derivado de la alta probabilidad de presencia de recursos naturales extraíbles como hidrocarburos, carbón, cobre y hierro. Muchos de estos recursos son de índole no renovables por lo que con el aumento de su consumo y demanda a nivel mundial generarán dentro de los próximos 10 a 30 años, según el recurso, el agotamiento de las fuentes ya explotadas. En este contexto tomarían relevancia las nuevas fuentes antes descartadas por cuestiones logísticas y de accesibilidad. La Antártida es una de ellas.

El STA viene desde 1961 regulando severamente la actividad económica en el continente, y con la Convención para la Reglamentación de las Actividades sobre Recursos Minerales Antárticos estancada por falta de ratificaciones desde principios de los ’90, es el Protocolo de Madrid el que termina de prohibir toda forma de exploración y  explotación económica de estos recursos naturales hasta el día de hoy.

Dicha prohibición solo puede ser levantada mediante una reunión consultiva de los miembros plenos del Tratado Antártico. Este grupo de estados fue aumentando en número en los últimos 40 años, dejando a los países reclamantes en inferioridad numérica frente a otros sin pretensiones territoriales o con reservas a reclamos futuros. Ante un eventual llamado a revisión por cualquier estado miembro  en los próximos años, incluyendo países menores sin un historial antártico relevante, se podría realizar una apertura del STA habilitando una explotación económica regulada de la región.

Vinculando esto con el agotamiento de las fuentes ya explotadas y la consecuente presión política,  se puede estimar que estos cambios podrían comenzar a surgir a partir de los próximos 10 años.

Esta potencial apertura del STA atrae desde ya algunos años el interés de actores estatales que no cuentan con una historia de actividad antártica significativa como la ostentan la mayoría de los miembros originales del Tratado Antártico.
 
Podemos destacar entre estos nuevos actores a la República Popular China y a Brasil. Ambos Estados han incrementado su actividad antártica drásticamente en los últimos 10 años constituyendo actores de interés en la pugna. El primero por su rol de potencia mundial y el segundo por su capacidad de desequilibrio en una posible negociación, a favor del bloque sudamericano. Sin dudas la incorporación de Brasil como estado “antártico” pleno es de vital importancia para las pretensiones argentinas y chilenas.

Así y todo, la explotación económica de recursos en la región antártica sigue siendo fuertemente condicionada por su entorno hostil. Las duras condiciones climatológicas, las dificultades de acceso, las aguas repletas de icebergs y la ubicación remota influyen en su potencial económico.

Sin embargo estos obstáculos pueden ser sorteados gracias a los avances tecnológicos. Desde los primeros visitantes a principios del siglo XIX mucho ha cambiado en la planificación y ejecución de las campañas. La incorporación de tecnologías como el Sistema de Posicionamiento Global y el perfeccionamiento de las embarcaciones y técnicas de navegación han facilitado drásticamente el acceso a la región. Esto redujo los de costos de operación y mantenimiento. 

Pero no solo favoreció el accionar de los estados. Muchos individuos han comenzado a encarar viajes particulares a la región antártica por medios propios. Esto constituye toda una nueva dimensión de análisis ya que el continente ya no es solo accesible a estados mediante operaciones semi-militares sino también a las personas que cuentan con los fondos suficientes.

Esto llevaría a su vez a nuevos puntos de confrontación entre las partes por la cuestión de la jurisdicción. No existen jurisdicciones definidas y el STA sortea dicho tópico. El caso citado de Rodney Marks es un ejemplo de lo que puede suceder con estos nuevos viajeros antárticos. Es de suma importancia que este tema sea tratado por los estados del STA con celeridad.

Esta potencial disputa se agrega a otras tradicionales como el resurgimiento de la tensión entre la Argentina y el Reino Unido. El acto simbólico de Rusia en el lecho marino del ártico generó la reacción de Londres al presentar la documentación para la extensión de la plataforma continental, avanzando sobre posesiones y pretensiones argentinas y pudiendo vulnerar el TA. La superposición de reclamos entre estos dos estados y Chile son un tema caliente, que había quedado relegado durante varias décadas.

Pero es en la cuestión Malvinas donde las tensiones alcanzan su máximo nivel. La reciente mediatización del tema ha reflotado los cruces diplomáticos entre Buenos Aires y Londres sobre la soberanía de las islas.  El archipiélago y las islas aledañas son una de las puertas de entrada a la Antártida y el sustento del reclamo británico. Es por esta razón que la disputa en torno a las Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias es inseparable de los conflictos de soberanía en la Antártida e imposible una solución autónoma de uno de los dos conflictos. No puede haber solución definitiva que no abarque a ambos puntos.