Las recientes declaraciones y
acciones del gobierno de Corea del Norte tuvieron, como suele suceder por las
dimensiones de la amenaza, una gran repercusión mediática a nivel mundial. Los
videos publicados por la máquina de propaganda de Pyongyang muestran grandes
despliegues militares simulando invasiones a Corea del Sur y ataques a los
EE.UU mientras que por otra parte Kim Jong Un anuncia el “estado de guerra”.
¿Cuál es la probabilidad de que se lleve a cabo un ofensiva militar que pueda
desencadenar un conflicto mayor?
De entrada me atrevo a decir que es
muy improbable que Corea del Norte efectivamente se decida por una acción
militar abierta y declarada contra alguno de sus vecinos. Son demasiados los
factores que irían en contra de esto y los últimos años han revelado la
estrategia y el objetivo de la parte norte de la península coreana.
Empecemos haciendo un resumen del
contexto histórico y regional. Como evidencia su cultura y composición étnica, las
dos Coreas actuales históricamente fueron una sola. Luego de ser ocupada y
anexada por el Imperio Japonés en la década de 1930, fue escenario de duras
batallas en la Segunda Guerra Mundial. Durante está, tanto fuerzas soviéticas
como norteamericanas tomaron la península: por el norte el Ejército Rojo y por
el sur las fuerzas armadas de los EE.UU. Al finalizar la guerra ambas naciones
promovieron líderes diferentes para cada sector. Las intenciones de unificación
de la península derivaron en la invasión en 1950 por parte del Norte del Sur,
dando inicio a la Guerra de Corea. Llegarían a intervenir fuerzas
estadounidenses y “voluntarios” de la China maoísta. En 1953 se firma un
armisticio (pero no un acuerdo de paz) que dura hasta la actualidad y divide a
la península por el famoso paralelo 38. El Norte queda bajo un sistema
comunista y el Sur bajo las reglas del libre mercado capitalista.
Rodeada entonces por la República
Popular China en el Norte y Oeste y por un Japón aliado de EE.UU en el Este y
Sur, Corea se encuentra en una región sensible.
Luego de años de excesivo gasto
militar, desinversión en sectores productivos y aislamiento internacional Corea del Norte
sufre grandes problemas económicos y sociales. Las hambrunas y epidemias son
cuestiones cotidianas. Paralelamente a esto, el régimen de Pyongyang ha
comenzado a desarrollar armamento nuclear para complementar sus fuerzas armadas
(que si bien no son de las modernas tecnológicamente hablando, son de las más
numerosas a nivel mundial). Esto le dio una posibilidad de palear temporalmente
los problemas sociales de su país. Los continuos ensayos misilisticos de Corea
del Norte son seguidos por sanciones internacionales y luego rondas de negociación.
En estas la comunidad internacional le exige a Pyongyang la desactivación de estos
programas y a cambió le ofrece alimentos y medicamentos para la población.
Corea del Norte acepta y por un tiempo tenemos una ligera tranquilidad en la
región. Pero cuando estos alimentos y medicamentos (por cierto ampliamente
insuficientes) se acaban, comienza de nuevo el juego. Corea del Norte amenaza y
la comunidad internacional a cambio de que no se precipite un conflicto mayor,
le entrega ayuda humanitaria. Es así que se conoce a la parte Norte de la península
como un “Rogue State”.
Pero está claro que este juego por sí
solo no puede mantener una intervención de una coalición internacional (no
existen datos precisos sobre el avance del programa nuclear norcoreano) fuera
del país. Si uno quiere desafiar a los EE.UU y sus aliados (Corea del Sur y Japón en este
caso) tiene que contar con un respaldo poderoso, y Pyongyang lo tiene: la
República Popular China.
Beijing es el principal aliado de
Corea del Norte tanto en cuestiones de política exterior como en asuntos económicos.
Pero todo este interés en preservar en el poder a la dinastía de Kim Yong Un y
su régimen no es por amistad y solidaridad. China quiere evitar a cualquier
precio tener una frontera terrestre con un aliado directo de EE.UU. Si Corea
del Norte cae, va a ser absorbida por su contraparte del Sur y por ende
Washington contaría con acceso terrestre a la China continental. Es por esta razón que Beijing amenaza con el
veto en el Consejo de Seguridad a cualquier
medida y acción drástica contra Pyongyang.
Conociendo estos dos hechos (la
estrategia del Rogue State y la
alianza con China) Corea del Sur, Japón y EE.UU se limitan por el momento a
contener a Corea del Norte imponiendo la mayor cantidad de sanciones económicas
posibles sin responder a las continuas amenazas del uso de la fuerza de
Pyongyang y sosteniendo este débil equilibrio regional. Esta coalición tendría
la capacidad de intervenir exitosamente en Corea del Norte pero los costos
tanto materiales como humanos elevados y la amenaza de una intrusión china son suficientes
para desalentar esta opción. Claro ejemplo de esto fue el hundimiento en el
2010 de un barco de la marina surcoreana. Si bien nunca se terminó de confirmar
la implicancia de Corea del Norte en el hecho, todo apunta a esta. Si el
hundimiento de un buque de guerra y la pérdida de vidas no lograron precipitar
un conflicto mayor es difícil que eventos aislados lo puedan hacer.
Por último hay que destacar que ningún
gobierno que quiera mantenerse en el poder puede darse el lujo de entrar en conflicto
armado con la principal potencia mundial, incluso con el apoyo de China.
Resumiendo, nos encontramos ante una
nueva maniobra de “extorsión” por parte de Corea del Norte para obtener ayuda
humanitaria u otros beneficios a cambio de la promesa de dejar de lado la
amenaza del uso de la fuerza. China ha criticado en varias ocasiones el alto
perfil de la política exterior de Pyongyang e incluso se ha plegado a
sanciones, pero sigue apoyando el régimen y con toda la intención de evitar un conflicto
al cual se pueda ver arrastrada sin la más mínima intención (la política
exterior china se caracteriza por un perfil bajo y si bien siempre quieren
remarcar que están presentes prefieren no asumir del todo el rol que les
corresponde en el sistema actual).
Estas son las principales razones
por las cuales un conflicto armado abierto es muy poco probable en la península
coreana.
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