En el aspecto económico se destaca el gran potencial de la región austral derivado de la
alta probabilidad de presencia de recursos naturales extraíbles como
hidrocarburos, carbón, cobre y hierro. Muchos de estos recursos son de índole
no renovables por lo que con el aumento de su consumo y demanda a nivel mundial
generarán dentro de los próximos 10 a 30 años, según el recurso, el agotamiento
de las fuentes ya explotadas. En este contexto tomarían relevancia las nuevas
fuentes antes descartadas por cuestiones logísticas y de accesibilidad. La
Antártida es una de ellas.
El
STA viene desde 1961 regulando severamente la actividad económica en el
continente, y con la Convención para la Reglamentación de las Actividades sobre
Recursos Minerales Antárticos estancada por falta de ratificaciones desde
principios de los ’90, es el Protocolo de Madrid el que termina de prohibir toda
forma de exploración y explotación
económica de estos recursos naturales hasta el día de hoy.
Dicha
prohibición solo puede ser levantada mediante una reunión consultiva de los
miembros plenos del Tratado Antártico. Este grupo de estados fue aumentando en
número en los últimos 40 años, dejando a los países reclamantes en inferioridad
numérica frente a otros sin pretensiones territoriales o con reservas a
reclamos futuros. Ante un eventual llamado a revisión por cualquier estado
miembro en los próximos años, incluyendo
países menores sin un historial antártico relevante, se podría realizar una
apertura del STA habilitando una explotación económica regulada de la región.
Vinculando
esto con el agotamiento de las fuentes ya explotadas y la consecuente presión
política, se puede estimar que estos
cambios podrían comenzar a surgir a partir de los próximos 10 años.
Esta
potencial apertura del STA atrae desde ya algunos años el interés de actores
estatales que no cuentan con una historia de actividad antártica significativa
como la ostentan la mayoría de los miembros originales del Tratado
Antártico.
Podemos
destacar entre estos nuevos actores a la República Popular China y a Brasil.
Ambos Estados han incrementado su actividad antártica drásticamente en los
últimos 10 años constituyendo actores de interés en la pugna. El primero por su
rol de potencia mundial y el segundo por su capacidad de desequilibrio en una
posible negociación, a favor del bloque sudamericano. Sin dudas la
incorporación de Brasil como estado “antártico” pleno es de vital importancia
para las pretensiones argentinas y chilenas.
Así
y todo, la explotación económica de recursos en la región antártica sigue
siendo fuertemente condicionada por su entorno hostil. Las duras condiciones
climatológicas, las dificultades de acceso, las aguas repletas de icebergs y la
ubicación remota influyen en su potencial económico.
Sin
embargo estos obstáculos pueden ser sorteados gracias a los avances
tecnológicos. Desde los primeros visitantes a principios del siglo XIX mucho ha
cambiado en la planificación y ejecución de las campañas. La incorporación de
tecnologías como el Sistema de Posicionamiento Global y el perfeccionamiento de
las embarcaciones y técnicas de navegación han facilitado drásticamente el
acceso a la región. Esto redujo los de costos de operación y mantenimiento.
Pero
no solo favoreció el accionar de los estados. Muchos individuos han comenzado a
encarar viajes particulares a la región antártica por medios propios. Esto
constituye toda una nueva dimensión de análisis ya que el continente ya no es
solo accesible a estados mediante operaciones semi-militares sino también a las
personas que cuentan con los fondos suficientes.
Esto
llevaría a su vez a nuevos puntos de confrontación entre las partes por la
cuestión de la jurisdicción. No existen
jurisdicciones definidas y el STA sortea dicho tópico. El caso citado de Rodney
Marks es un ejemplo de lo que puede suceder con estos nuevos viajeros antárticos.
Es de suma importancia que este tema sea tratado por los estados del STA con
celeridad.
Esta
potencial disputa se agrega a otras tradicionales como el resurgimiento de la
tensión entre la Argentina y el Reino Unido. El acto simbólico de Rusia en el
lecho marino del ártico generó la reacción de Londres al presentar la
documentación para la extensión de la plataforma continental, avanzando sobre
posesiones y pretensiones argentinas y pudiendo vulnerar el TA. La
superposición de reclamos entre estos dos estados y Chile son un tema caliente,
que había quedado relegado durante varias décadas.
Pero
es en la cuestión Malvinas donde las tensiones alcanzan su máximo nivel. La
reciente mediatización del tema ha reflotado los cruces diplomáticos entre
Buenos Aires y Londres sobre la soberanía de las islas. El archipiélago y las islas aledañas son una
de las puertas de entrada a la Antártida y el sustento del reclamo británico.
Es por esta razón que la disputa en torno a las Malvinas, Sándwich del Sur y
Georgias es inseparable de los conflictos de soberanía en la Antártida e imposible
una solución autónoma de uno de los dos conflictos. No puede haber solución
definitiva que no abarque a ambos puntos.
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