martes, 12 de junio de 2012

Guerra Civil en Malí


Muchas veces suceden eventos en el mundo que por una u otra razón obtienen poca trascendencia en los medios. La guerra civil en Ruanda en 1994 o los primeros años de la crisis en Darfur son ejemplos de esto. No es casualidad que ambas citas sean del continente africano. Si bien el lejano oriente no se queda atrás, el continente negro es el principal exponente en el “ranking del olvido mediático” en occidente. En muchos casos hace falta superar cifras con varias ceros de muertes para que se haga eco de lo que sucede.
Desde este blog intentaremos difundir un poco lo que está sucediendo en el norte de Malí, un estado en el norte de África.

Como en muchos otros estados independientes en África, Mali tiene una larga historia de vida independiente pero otra igual de larga bajo el dominio de una potencia extranjera. Pasamos de las épocas de la Mali imperial y el Imperio Songhai en el siglo XV hasta la expansión saadita del siglo XVIII. El año 1884 marcaría el inicio del dominio colonial. Fue en la Conferencia de Berlín donde las potencias europeas se dividieron, regla en mano, el continente y sus recursos. Por esta repartición el territorio de la actual Malí quedó bajo control francés.

Las fronteras trazadas arbitrariamente dividieron pueblos, culturas y religiones amigas y en muchos casos acercaron facciones irreconciliables. Este es el gran dilema del continente africano. En el caso presente la principal fuerza afectada fue el pueblo Tuareg. Este pueblo bereber de tradición nómade extiende sus regiones frecuentadas a lo largo del desierto del Sahara.

Cuando en 1958 se independiza Mali del control francés los Tuaregs reaniman sus pretensiones de independencia y preservación de la cultura. Durante la corta vida de la República de Malí se sucedieron una serie de revueltas contra los gobiernos locales por parte de este pueblo (1990, 2006 y 2009). En el año 2011 se constituyó el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (nombre con el cual se conoce la parte septentrional de Malí y compuesto principalmente por miembros de la etnia Tuareg). Para enero del 2012 ya contaba con un número de adherentes significativo y con el control del 70% del norte del país. Las cifras de desplazados superan los 200.000.

La debilidad e inacción del poder central generó insatisfacción entre el ejército regular, lo que llevó a un golpe de estado a fines de marzo, derrocando al presidente Touré. Esto no hizo más que beneficiar a los rebeldes del norte, que aprovecharon la ocasión para asegurar las principales ciudades (Timbuctu y Gao). 

Pero este afianzamiento territorial del MNLA no implica su integridad. El movimiento está dividido entre grupos seculares y el movimiento islamista Ansar Dine. Esta última es fuertemente vinculada a redes como Al-Quaeda. Informes locales indican que los islamistas correrían con ventaja en una potencial carrera por el control del hipotético estado.

Finalmente, el 6 de abril de 2012 se declara la independencia del Estado de Azawad:

“Mali es un estado anárquico, por lo tanto nos hemos reunido en un movimiento de liberación nacional para colocar a un ejército capaz de asegurar nuestra tierra y una oficina ejecutiva capaz de formar instituciones democráticas. Nosotros declaramos la independencia de Azawad a partir de este día.”
Moussa Ag Assarid, portavoz del MNLA


La independencia fue oficialmente desconocida por la mayoría de los Estados incluyendo a EE.UU, Rusia, Francia y Argelia, así como organismos internacionales como la Unión Africana y la Unión Europea.

Con la pérdida de casi la mitad de su territorio, el gobierno central de Malí tiene dos opciones: enfrentar la rebelión a un gran precio debido al fuerte sentimiento nacionalista del norte y las débiles Fuerzas Armadas o admitir oficialmente la división de su territorio como lo hizo Sudán el año pasado con Sudan del Sur.

Ambas opciones acarrearan grandes desplazamientos de población civil, ya sea por el potencial enfrentamiento armado a gran escala o por la imposición de nuevas leyes y costumbres que alteren la vida cotidiana.

Pase lo que pase el MNLA se enfrenta a una difícil misión. 

1 comentario:

  1. Pienso que la ONU no dejaría el surgimiento de un nuevo Estado independiente salpicado por ideales terroristas, más allá de las etnias africanas.

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